El Polisario desconcertado por sus derrotas diplomáticas ataca a la ONU, Marruecos y Mauritania
Frente a los agudos fracasos sufridos en el ambito diplomático, el jefe del Frente Polisario, Brahim Ghali, envió recientemente una carta al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, pidiéndole que elimine «todas las restricciones impuestas por Marruecos a la Minurso» para que, dijo, «las Naciones Unidas pueda ejercer su autoridad exclusiva sobre todos los asuntos relacionados con la implementación plena y efectiva del mandato de la Misión».
En está correspondencia, Brahim Ghali se quejó notablemente de la negativa del jefe de la misión de las Naciones Unidas en el Sáhara (MINURSO), el canadiense Colin Stewart a reunirse con miembros del Frente en los llamados «territorios liberados», entre otros en Tifariti, sabiendo que la ONU prohíbe cualquier presencia militar del Polisario en las zonas desmilitarizadas al este del Muro de seguridad de Marruecos, según lo estipulado en el acuerdo de alto el fuego de 1991.
El jefe del Polisario también exigió, en tono amenazante, al S G de la ONU, «tomar medidas para que las Naciones Unidas cambien su forma de entender el conflicto en el Sáhara».
En su último congreso, la dirección del Polisario decidió «reexaminar, en su conjunto, su participación en el proceso de paz ante la persistente inacción de la Secretaría General de las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad», una inacción dijo, que «impida que Marruecos dicte sus condiciones sobre el proceso de paz y sobre el papel de las Naciones Unidas en el Sáhara».
Brahim Ghali también aprovechó la celebración de su 15º congreso del Frente Polisario del 19 al 25 de diciembre, para arremeter contra Mauritania criticando en particular la neutralidad que sus nuevos dirigentes reclaman en el conflicto del Sáhara, advirtiendo que «cualquier guerra en la región haría de Mauritania la mayor víctima”.
La actitud de hostilidad del Polisario tras los múltiples fracasos diplomáticos que Marruecos le infligió en las Naciones Unidas como en América Latina, Europa o África, en realidad es solo un reflejo de la derrota de los jefes separatistas que arriesgan actualmente perder a su principal aliado, Argelia que se enfrenta ella misma desde hace casi un año a una crisis interna sin precedentes.