El Parlamento Europeo no debe involucrarse en la crisis entre Marruecos y España – presidente saliente del PAP –
El Parlamento Europeo no debe implicarse en la crisis entre el Reino de Marruecos y España, ya que se trata de una crisis bilateral que puede resolverse por vía diplomática o mediante negociación directa, afirmó, el jueves, el presidente saliente del Parlamento Panafricano (PAP), Roger Nkodo Dang.
«El Parlamento Panafricano llama a su homólogo europeo a abstenerse de tomar cualquier posición susceptible de exacerbar las tensiones y llama a las dos partes a resolver la crisis en un marco puramente bilateral», subraya Nkodo Dang en un comunicado recibido por la MAP.
Nkodo Dang se congratuló de la decisión de Su Majestad el Rey Mohammed VI para el retorno de todos los menores marroquíes no acompañados que entraron ilegalmente a la Unión Europea. «Los hechos demuestran que el Reino de Marruecos desempeña su papel en la lucha contra el terrorismo, la inmigración ilegal y el tráfico de seres humanos, respetando los principios y las exigencias de la asociación que le une a la Unión Europea y a su entorno regional», estimó.
El presidente saliente del PAP agrega que Marruecos desempeña también un papel importante en la gestión del expediente migratorio en África, «lo que ha sido elogiado en numerosas ocasiones por los jefes de Estados y de Gobiernos africanos, que designaron a SM el Rey Mohammed VI como Campeón de la Migración en África».
Asimismo, y en el marco de su política de intercambio de experiencias, especialmente en el ámbito de las migraciones, el Reino de Marruecos ha tomado la iniciativa de acoger el primer centro africano dedicado al estudio y examen de esta lacra, denominado ahora «Observatorio Africano de las Migraciones», prosiguió.
En este sentido, Nkodo Dang recordó el estricto cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Parlamento Europeo y el Parlamento Panafricano durante la Cumbre de jefes de Estados y de Gobiernos de la Unión Africana y la Unión Europea, celebrada en Abiyán en 2017.
Las dos partes habían acordado, entre otras cosas, que «todos los problemas que oponen a dos Estados entran en el ámbito de las relaciones bilaterales y los dos Parlamentos sólo pueden intervenir si estos Estados han debatido previamente el problema».