La polémica resolución del Parlamento Europeo sobre Marruecos no tuvo el efecto esperado por sus promotores
¿Cuál es el valor de una resolución del Parlamento Europeo en materia internacional? ¿Cuál es el peso de la Unión Europea en la resolución de las crisis políticas en el mundo?
La respuesta a estas preguntas puede resumirse en la famosa fórmula: «Europa es un gigante económico, pero un enano político».
Este lamentable estatuto del bloque comunitario se mide en función de cada crisis, grande o pequeña, ante la apisonadora diplomática de Estados Unidos, China, Rusia o Turquía. Esta es una realidad a la que la diplomacia europea se enfrenta a diario.
En la crisis bilateral entre Marruecos y España, algunos diputados europeos, alarmados por el vecino ibérico, empujados por sus motivaciones inmigracionistas y xenófobas, pensaron que era una buena idea enemistarse con el Reino, único socio fiable de Europa en la región. Se equivocaron.
Su temeraria iniciativa no fue aprobada con la mayoría deseada y no reunió el apoyo esperado bajo la presión española.
Además de que muchos eurodiputados no apoyaron este texto, varios de ellos denunciaron las agresivas maniobras de España para reunir el mayor número de votos posible durante la votación.
Esta votación da la verdadera medida de cómo los que han votado a favor de la resolución juzgan, conciben y ven la asociación con la orilla sur del Mediterráneo. Pero no la Unión Europea, formada por todos los Estados miembros que valoran el lugar que ocupa Marruecos en este espacio y el papel estabilizador que desempeña en la región.
Durante el debate y en el texto de la resolución, los eurodiputados, en su mayoría españoles, han dicho lo que piensan. Están en casa en el “Templo de la Democracia». ¿No es así? Han criticado a Marruecos, han considerado que las fronteras de Europa comienzan en Sebta y Mellilia, refrendando así un hecho colonial de otros tiempos, pero no han olvidado reconocer los esfuerzos realizados por el Reino en materia de migración, en particular el último anuncio de readmisión de menores no acompañados.
El Parlamento Europeo «acoge con satisfacción el enfoque adoptado por las autoridades marroquíes el 1 de junio de 2021 para facilitar el retorno de todos los menores no acompañados identificados», indica la resolución.
Nadie puede negar el lugar que ocupa Marruecos y su papel clave en la zona euro mediterránea.
Esta posición fue reiterada además por la Comisaria Europea de Igualdad en su declaración durante el debate parlamentario que precedió a la votación de esta resolución y antes por el portavoz del departamento diplomático de la Unión Europea, el SEAE, así como por Oliver Varhelyi, otro miembro del Ejecutivo europeo.
Todos ellos se congratularon de la decisión de Marruecos, reiterada por SM el Rey Mohammed VI, de facilitar el retorno de los menores marroquíes no acompañados y debidamente identificados.
Estas declaraciones oficiales resumen la posición, o incluso la doctrina constante, de la Unión Europea respecto a su relación con Marruecos, que no puede ser mal utilizada, ni instrumentalizada por los eurodiputados emotivos en una resolución o un debate efímero.
Marruecos y la Unión Europea dieron su palabra en la Declaración Política adoptada al final de su último Consejo de Asociación en junio de 2019 para lanzar y dar vida a una «Asociación euro marroquí de prosperidad compartida» orientada al futuro. Así que no insultemos al futuro.