Madrid intentó explotar la migración para desviar la atención sobre la «verdadera manzana de la discordia» con Marruecos

En su «guerra» diplomática y mediática contra Marruecos, el Gobierno de Pedro Sánchez intentó explotar el segmento migratorio para desviar la atención y levantar una cortina de humo en torno a la verdadera manzana de la discordia entre Rabat y Madrid que es el asunto Brahim Ghali, afirma el sábado el politólogo Mustapha Tossa.

«En su intento de movilizar a sus aliados europeos, España intentó a tope tocar la fibra sensible de la ansiedad migratoria que se apodera de las capitales europeas cada vez que se cuestionan sus fronteras exteriores», señala Tossa en un análisis publicado en el sitio Atlasinfo.

El politólogo señala un «juego perverso» que Madrid está llevando a cabo al intentar «absolutamente hacer ver a Marruecos como un país que practica el chantaje al estilo turco hacia los países de la Unión Europea».

Según Tossa, Madrid pretendía abiertamente arrojar un «camuflaje político sobre su pecado original», el de haber recibido en secreto al enemigo público número uno de Marruecos, el jefe del polisario, principal instrumento de la maquinaria bélica argelina contra el Reino desde décadas.

En su análisis titulado «Los dos escenarios españoles para Brahim Ghali», el politólogo precisa que las autoridades españolas disponen de dos escenarios distintos. El primero es la exfiltración de Brahim Ghali en las mismas condiciones que utilizó el ciudadano argelino Benbattouche para colarse en España, explicando que en este caso se trataría de enviar a Brahim Ghali de vuelta a «su país, Argelia, tras un simulacro de justicia para tranquilizar a quienes están preocupados dentro de la clase política y mediática del país por la independencia de la justicia española, que ha sido violentamente cuestionada por este caso».

Esta opción, en consonancia con las posiciones voluntariamente antagónicas con Marruecos, tendrá como efecto inmediato una «ruptura duradera» entre ambos países, advierte el politólogo, señalando que no será posible ningún otro proyecto político común mientras la tensión y la desconfianza sean los únicos resortes de las relaciones entre Rabat y Madrid, ya que España se habrá comportado como un «enemigo asumido» de los intereses vitales de Marruecos al alinearse abiertamente con las tesis separatistas del polisario.

El segundo escenario, agrega Tossa, consiste en que «el Estado profundo español», para gran disgusto de Argelia, asuma su error y permita que la justicia española se cumpla de forma completamente independiente, y en estas condiciones, Brahim Ghali tendrá que pagar por todos los crímenes que cometió.

Después de esta aventura y si los acontecimientos evolucionan como desea la diplomacia marroquí, la crisis con España pronto será sólo un mal recuerdo, estima el politólogo.

Tanto para Europa como para los países que aún dudan, el camino hacia el pleno reconocimiento de la marroquidad del Sáhara se verá allanado por este éxito diplomático marroquí, concluye Tossa.