Dajla, un «edén» entre el océano y el desierto para los viajeros amantes de la naturaleza (Le Figaro)
París – Situada en una península que se extiende entre el océano Atlántico y la laguna al borde del Sáhara, la ciudad de Dajla es un «edén confidencial» entre el océano y el desierto y «un refugio para los viajeros amantes de la naturaleza», escribe el diario francés Le Figaro.
«Un viento regular que sopla del Norte, del Noreste, un agua poco profunda, tranquila como un lago, a buena temperatura todo el año… Hecha para el kitesurf, la laguna es el lugar ideal para aprender a volar sobre el agua», señala el periódico en un artículo dedicado a la perla del Sur marroquí, publicado en su sección «viajes». Para los visitantes que no se sientan inspirados por «el ballet de velas multicolores girando en el cielo», «hay otras escapadas náuticas al alcance de la mano: paseos en catamarán, windsurf, stand up paddle (SUP), pesca o surf en Lassarga y Aarish…», agrega el medio francés. El periódico cita también las ostras como otro atractivo de la ciudad, señalando que con una producción anual de casi 400 toneladas, la región es «el epicentro marroquí de la ostricultura». «Para agotar los placeres del agua, uno casi se olvidaría de que está en el corazón del Sáhara», señala Le Figaro, y añade que «basta un viaje en 4×4 para sumergirse en el corazón del desierto» entre cañones y acantilados, sabana salpicada de acacias o dunas suaves como el talco. Además, en Dajla, especialmente en la antigua escala de Aeropostal, el visitante puede familiarizarse con la cultura saharaui durante una visita al pequeño museo de la mediateca: joyas, ropa, objetos cotidianos o grabados rupestres trazan siglos de nomadismo, mientras que por la noche, en la «plaza de los senegaleses», el turista «toma el pulso a una cultura rica en influencias cruzadas» escribe Le Figaro.
«Un viento regular que sopla del Norte, del Noreste, un agua poco profunda, tranquila como un lago, a buena temperatura todo el año… Hecha para el kitesurf, la laguna es el lugar ideal para aprender a volar sobre el agua», señala el periódico en un artículo dedicado a la perla del Sur marroquí, publicado en su sección «viajes». Para los visitantes que no se sientan inspirados por «el ballet de velas multicolores girando en el cielo», «hay otras escapadas náuticas al alcance de la mano: paseos en catamarán, windsurf, stand up paddle (SUP), pesca o surf en Lassarga y Aarish…», agrega el medio francés. El periódico cita también las ostras como otro atractivo de la ciudad, señalando que con una producción anual de casi 400 toneladas, la región es «el epicentro marroquí de la ostricultura». «Para agotar los placeres del agua, uno casi se olvidaría de que está en el corazón del Sáhara», señala Le Figaro, y añade que «basta un viaje en 4×4 para sumergirse en el corazón del desierto» entre cañones y acantilados, sabana salpicada de acacias o dunas suaves como el talco. Además, en Dajla, especialmente en la antigua escala de Aeropostal, el visitante puede familiarizarse con la cultura saharaui durante una visita al pequeño museo de la mediateca: joyas, ropa, objetos cotidianos o grabados rupestres trazan siglos de nomadismo, mientras que por la noche, en la «plaza de los senegaleses», el turista «toma el pulso a una cultura rica en influencias cruzadas» escribe Le Figaro.