Sáhara-Argelia : Sabri Boukadoum en Pretoria para intentar salvar la cara

El ministro argelino, Sabri Boukadoum, voló a Pretoria el lunes para solicitar, aunque sea un pequeño gesto de apoyo del régimen sudafricano a la causa perdida del Polisario que está batiéndo alas tras los duros reveses que sufrió en el lado marroquí, en la batalla alrededor del Sáhara.

Tras los múltiples reveses sufridos en los últimos tiempos, el Polisario y su padrino argelino se han encontrado finalmente completamente aislados tanto en el Magreb y el Sahel como en el mundo árabe y sobre el escenario internacional, y el desenlace de la crisis de Gueguerat lo dice todo sobre este aislamiento.

Además, Argelia se encuentra en una posición de pie desde principios de 2019, tras la caída libre de su economía, la caída de su producción y de los precios del petróleo, el agotamiento de las arcas del Estado y de las quiebras en serie de empresas privadas.

La diplomacia argelina también ha pagado el precio al convertirse en un caparazón vacío e inaudible incluso para los antiguos aliados de Argelia.

Pero eso no impidió que Boukadoum hiciera un largo viaje a Pretoria, para convencer al presidente Cyril Ramaphosa y sus compañeros de equipo de que utilizaran todo su peso para obligar a la Unión Africana a recuperar el control del proceso de asentamiento del conflicto del Sáhara, sabiendo sin embargo que este expediente es competencia exclusiva de la ONU según lo establecido por la cumbre africana en Nuakchott y exigido por Antonio Guterres.

Por otra parte, Sudáfrica, aun asumiendo la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, durante el mes de diciembre, y la de la Unión Africana durante dos años hasta finales del próximo febrero, brilló por la modestia de sus alegatos a favor del Polisario.

La ecuación, por tanto, no ha cambiado para el Frente Polisario a principios de 2021, al contrario, ha empeorado, tras el reconocimiento por parte de la primera potencia mundial, Estados Unidos, de la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara Occidental y la inminente apertura de su consulado en Dakhla.

Ante este desafortunado desarrollo, el jefe del Polisario, Brahim Ghali, completamente repudiado incluso a los ojos de sus compatriotas en Tinduf, no ha encontrado nada mejor que esconderse en su cuartel general en Rabuni mientras Boukadoum intenta salvar la cara para mantener su cargo.