La estabilidad de Marruecos es un bien precioso para África, el espacio mediterráneo y Europa – Instituto Thomas More –

Mientras el mundo experimenta convulsiones que reconfigurarán la geopolítica desde el Indo-Pacífico hasta el Mediterráneo, pasando por Oriente Medio y dando lugar a nuevas alianzas, la estabilidad de Marruecos se convierte en «un bien precioso» para África, para el área mediterránea, así como para Europa, afirma Jean Thomas Lesueur, investigador del Instituto Thomas More.

Analizando el alcance para Europa y el mundo occidental de las elecciones legislativas junto con las comunales y regionales que se celebran este miércoles en Marruecos, el investigador, que participó en la fundación de este Think-tank con sede en París y Bruselas, sostiene que «la estabilidad de Marruecos es un bien precioso. En esta necesaria refundación de las alianzas, Marruecos deberá ocupar un lugar especial. Único país estable del Magreb y de las orillas del inmenso océano sahelo-sahariano, constituye una vigía ineludible en mundos en ebullición, atravesados por tensiones y amenazas».

Por ello, destaca Jean Thomas Lesueur en este análisis publicado en el sitio francés «Causeur.fr», «las elecciones generales (legislativas, comunales y regionales) que se celebran este miércoles, deben ser seguidas con la mayor atención. La estabilidad de Marruecos es un bien precioso para los marroquíes, en primer lugar, pero también para África, para el espacio mediterráneo y para Europa».

De hecho, subraya el investigador, «hace al menos dos décadas que el país trabaja para perfeccionar y pulir las diferentes facetas de esta estabilidad. Estabilidad institucional primero (…). Estabilidad económica después». A este respecto, el investigador resalta que «Marruecos invierte masivamente en su tejido industrial, en las infraestructuras…».

Y, si «la cuestión de compartir los frutos del desarrollo sigue siendo acuciante en el país, la comparación con sus vecinos regionales muestra el voluntarismo de Marruecos», afirma el autor de este análisis, para el cual «la estabilidad social es sin duda el principal desafío de Marruecos».

Según el investigador, «la lucha contra las desigualdades es una de las cuestiones prioritarias. El camino será largo, pero ya se han puesto en marcha algunas reformas: la lucha contra la corrupción y la prevaricación con el fortalecimiento de la Autoridad Nacional de Probidad, Prevención y Lucha contra la Corrupción; el movimiento de desconcentración y regionalización, que debe favorecer la eficacia y proximidad de la acción pública; la constitucionalización y regionalización del Consejo Nacional de Derechos Humanos».

Destacando la «estabilidad religiosa» de Marruecos y en un momento en que la cuestión del Islam domina la agenda mundial, el investigador del Instituto Thomas More subrayó que «Marruecos promueve una concepción apaciguada y equilibrada del Islam, cuya proyección determinará en parte el resultado de la larga guerra contra el terrorismo islamista y sus raíces ideológicas».

Por último, en cuanto a «la estabilidad geopolítica, que es el último aspecto de esta potencia de equilibrio que el país se esfuerza por ser», Marruecos, situado en el extremo occidental de varios mundos en crisis (mundo musulmán, zona sahelo-sahariana y Magreb) y en la intersección mediterránea de África y Europa, es «simplemente ineludible», afirma el investigador, subrayando la firmeza de las posiciones del Reino y el alcance de sus alianzas, en particular con los Estados Unidos y Europa.

El mismo señaló, en este contexto, que el futuro de Marruecos «no puede dejarnos indiferentes: la seguridad y la estabilidad de Europa, considerada por los islamistas y yihadistas de todo tipo como la parte más vulnerable de Occidente, están en juego».