Argelia rompe sus relaciones con Marruecos o el canto del cisne de un régimen moribundo, escribe Hubert Seillan

«La ruptura por parte de Argelia de las relaciones diplomáticas con Marruecos es un acto temerario. Es el canto del cisne de un régimen moribundo», escribe Hubert Seillan, abogado del Colegio de Abogados de París, presidente de la Fundación Francia-Marruecos y miembro de la Plataforma Internacional Sáhara marroquí.

Analizando la ruptura unilateral por Argelia de las relaciones diplomáticas con Marruecos, Seillan explica que «no tuvo ningún eco en los Estados», añadiendo que «aparte de los comunicados de las agencias de prensa, el movimiento de solidaridad esperado no ha recibido ninguna atención significativa».

Para este profesor emérito de derecho, «en realidad, Argelia cansa al mundo, sobre este tema fuera del tiempo del Sáhara», señalando que «el silencio de los Estados y de los grandes medios de comunicación fue la justa sanción de la impropiedad así como de la inutilidad de la decisión».

«Al llegar después de declaraciones beligerantes y acusaciones incoherentes sobre la cuestión cabileña», destaca Seillan, «la ruptura pareció a todos sin importancia política seria. No podía ser de otra manera. Sin duda, los dirigentes del país carecen de sentido político».

El abogado parisino subrayó que el régimen argelino luego planteó la amenaza económica y financiera del gas cuestionando el gasoducto Maghreb-Europa, señalando que «dado que el país está fuertemente desacreditado por sus divisiones internas, sus graves violaciones de los derechos fundamentales de la persona y su falta de democracia real, es totalmente improbable que Europa lo apoye contra Marruecos».