El terrorismo sahélo-Sahariano: Tinduf una ventana cerrada

Tinduf, que fue un prestigioso centro religioso y un cruce de las principales vías Norte-sur, se convirtió en un campamento artificial, un campamento de transacciones sospechosas con asociaciones extranjeras sospechosas, todo ello orientado en torno al rapto de inocentes víctimas arrancadas a la madre patria,en un momento decisivo en que entreveían la entrega de la colonización.
Estos refugiados a pesar suyo viven, desde hace màs de 37 años, al lado de otros errantes en condiciones inhumanas, librados a la mendicidad organizada. Al revisar el camino recorrido, no se puede sino seguir siendo estupefacto delante de tal desastre. Quimeras, los dos pueblos marroquíes y argelinos acunados por los acuerdos sobre la explotación común de las riquezas y el sueño del gran Magreb.
En el Sahara, los oasis, las aguas y los pozos no separan, unen. Lo mismo para las riquezas mineras sobre todo cuando la geografíamànda. Al final de los años sesenta del siglo pasado la esperanza reinaba, Marruecos y Argelia parecían sobrepasar al diferente fronterizo para hacer de Tinduf un punto de apoyo en los ámbitos políticos, económicos y estratégicos.

Marruecos veía en Tinduf como una ventana estratégica sobre la región subsahariana, y para Argelia una ventana económica sobre el Atlántico. Los dos países vecinos iban a convertirse en a la vez saharianos, mediterráneos y atlánticos. Localización indispensable para la seguridad de la región y el progreso económico. Tinduf es un punto de convergencia de las distintas rutas que se dirigen hacia el Atlántico y al Noroeste de África hacia Tombuctú, cinco arterias se entrecruzan. La recuperación del Sahara por Marruecos causó en los dirigentes argelinos una lógica esquizofrénica. La posición de éstos había alcanzado los límites del soportable cuando hicieron claramente entender que el problema del Sahara bajo ocupación española no podría arreglarse sin su participación. Reanudan la jerga por una frontera ideológica, lo que constituye una contra verdad obvia;  como lo prueba los acuerdos argelo-maroquiés de los años 1968-1972.
Desde el estallido del conflicto del Sahara, Marruecos había llamado la atención de la comunidad internacional sobre el peligro que representa la creación de un campamento de refugiados y mercenarios en Tinduf. La vocación de Tinduf y su posición estaban destinadas a acercar a las poblaciones de la región.
Desde hace una década, los acontecimientos que vinieron a confirmar los temores de Marruecos de que el conflicto se encuentra sobre un terreno extremo y que la amenaza terrorista transfronteriza Sahélo-sahariana no era una ficción sino una realidad. Algunos medios habían calificado en la época los temores de Marruecos de puras maniobras políticas, incluso un interés en acreditar su tésis. Para ellos, la tésis marroquí que afirma la existencia de un frente terrorista Sahélo-sahariano es un acto político que no puede ocultar una realidad mucho más compleja como el que decimos. En la actualidad, son los que invalidaban esta verdad que se encuentran mucho más expuestos al peligro que Marruecos. es un mar de arenas móviles y movimientos humano no controlables sobre el cual los países vecinos apenan en controlar y la comunidad internacional duda en implicarse. Demasiados interéses están en juegos, y Marruecos alerta y confirma su voluntad de sacar el conflicto del callejón sin salida. Para que no se diga un día que del lado marroquí, la buena voluntad faltó. La hora ha llegado para elegir, y todo retraso no puede ser sino desastroso y generador de nuevas tormentas, un futuro radiante o de día siguiente dolorosos.