Arancha González Laya, ¡la ex ministra por la que llegó el escándalo!

El asunto Benbattouche o el infame «Ghali Gate» ha acabado finalmente con Arancha González Laya, ministra española de Asuntos Exteriores, que fue destituida en una sorprendente remodelación ministerial.

Desde el estallido de este asunto, y dada su repercusión en las relaciones marroquíes-españolas, sobre todo a la vista de la firmeza con que las autoridades marroquíes han tratado el caso, la clase política ibérica esperaba esta remodelación.

El Partido Popular (PP), principal partido político de la oposición en España, había exigido a principios de junio la salida inmediata de la ministra por su «calamitosa» gestión de la crisis con Marruecos y la «ceguera» que mostró en el caso del llamado Brahim Ghali.

Dando pruebas de una chocante inmadurez, Arancha González Laya ha protagonizado uno de los mayores escándalos diplomáticos de la historia entre Rabat y Madrid. Una crisis sin precedentes que conmocionó por su magnitud, pero sobre todo por las motivaciones que esgrimió y que acabó costándole la cartera.

Es difícil explicar cómo un Estado europeo decide aventurarse en un campo de minas sacrificando sus propios intereses y los de su población por los «hermosos ojos» de un grupo separatista.

En esta maniobra poco meditada, González Laya ha preferido sacrificar una relación secular y estratégica con un socio fiable cuya lealtad ya no se cuestiona, en beneficio de un jefe de banda de mercenarios señalado por la comunidad internacional por su probada connivencia con el terrorismo y los tráficos de todo tipo, especialmente en la franja sahelo-sahariana.

¿Quién iba a pensar que un Estado como España, que además ha sufrido y sigue sufriendo los embates del separatismo en Cataluña y el País Vasco, por ejemplo, podría un día jugar a la falta de visión acogiendo en su suelo, en secreto, con documentos falsificados y bajo una identidad usurpada y un pasaporte argelino falso, al jefe de los separatistas del polisario Brahim Ghali, procesado por la justicia española por violación y crímenes contra la humanidad?

Al cometer su acto desleal, la ex ministra de Asuntos Exteriores olvidó que Marruecos cuenta con uno de los servicios de inteligencia más eficaces del mundo, cuya competencia es conocida y reconocida, especialmente por los propios españoles, y que ha estado al tanto del asunto Benbattouche y de la complicidad española desde las primeras horas.