La crisis hispano-marroquí revela el doble juego de España y Europa en varios temas – Analista –
La crisis hispano-marroquí ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, el doble juego de España y Europa en varias cuestiones como el Sáhara, el Estado de derecho o los reflejos coloniales, estimó Abdelhamid El Ouali, profesor emérito y ex alto funcionario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
En un análisis publicado el martes por el diario digital «Medias24», el profesor considera que esta crisis puede suponer la muerte del Estado de derecho en la organización europea.
En este sentido, ha señalado la injerencia de Europa en la crisis entre Marruecos y España, que es, en sí misma, indicativa del grado de despreocupación de esa misma Europa por el concepto de Estado de Derecho.
El profesor considera que el principal criterio que permite decir que estamos en presencia de un Estado de Derecho es la necesidad de la existencia efectiva de un control judicial objetivo e imparcial de los actos del Estado. «A partir de ahí, es posible demostrar, analizando la política seguida por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que la UE no siempre ha mostrado un apego ejemplar a la noción de Estado de Derecho”, sostuvo.
Se trata de una estrategia para eludir el proceso de creación de normas jurídicas establecido por el tratado fundacional de la UE, recurriendo a un sistema paralelo de creación de normas en el que los principales actores son los activistas de la sociedad civil y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, explicó.
«Con este doble juego, el Tribunal está haciendo retroceder el Estado de Derecho. También deja de ser un órgano jurisdiccional porque un tribunal sólo existe como tal, tanto en el derecho interno como en el internacional, si es independiente y aplica el derecho positivo, el que existe en la realidad concreta y no en la imaginación de los jueces», argumenta.
El profesor también destaca que la UE, con su actitud antinómica respecto al Estado de Derecho en la actual crisis entre España y Marruecos, ha confirmado claramente su apego a su política neocolonial al afirmar que las fronteras de Europa comienzan en Sebta, cuando esta ciudad es notoriamente marroquí, tanto por su pertenencia inmemorial a Marruecos como por su contigüidad geográfica y humana.