Un domingo en Dakhla, un día, no como los demás …

El día del domingo, 14 de agosto fue un día diferente a cualquier otro día del año para los residentes de la ciudad de Dakhla. Era el día del 32 aniversario de la recuperación de la provincia de Ued Eddahab, un acontecimiento histórico cargado de simbolismo para toda la nación marroquí y en particular para los habitàntes de las provincias del sur del Reino. También es un evento que quedará grabado para siempre en letras de oro, en la memoria de todo un pueblo, porque es un paso crucial en el proceso de completar su integridad y una consagracion de su unidad nacional. Hace 32 años, la población de Ued Eddahab en todas sus pertenencia tribal, ha podido en la persona de sus notables y de sus ulemas, de sus jeques, trasladarse a Rabat, Lunes, 14 de agosto de 1979, para renovar su juramento de lealtad y reafirmar su compromiso inquebrantable con los lazos del Trono alauí. Hoy en día, el pueblo saharaui recuerda este evento único en la historia del Reino, para reafirmar su continua movilización detrás de su monarca, el rey Mohammed VI, para defender la integridad territorial del Reino, su soberanía y su unidad.

A través de su alianza, el pueblo de Ued Eddahab han en realidad hecho el sermón a no vender su identidad marroquí o hacer concesiones sobre un grano de arena de la tierra de sus antepasados. Al mismo tiempo, los habitàntes de diferentes tribus saharauis transmitiàn al mundo, un mensaje lleno de significados: que el Sahara siempre ha sido marroquí y lo seguirá siendo para siempre, a pesar de las maniobras de los adversarios de la unidad nacional. La lucha que llevaron los marroquíes para defender la unidad, encontràba su fuerza en la simbiosis ancestral que une al pueblos y el trono, a través del acto de la Beia. El mismo acto que constituye un compromiso de defender los intereses supremos de la soberanía de la nación y la dignidad. Desde su retorno a la madre patria, la provincia de Ued Eddahab ha conocido experiencia, que otras provincias del sur, un boom de desarrollo fuera de toda proporción, que ha llenado el vacío casi absoluto heredado de la antigua potencia colonial. La nueva Constitución, aprobada casi unánimemente por el pueblo marroquí, llegó a anunciar los primeros pasos hacia la regionalización y una democracia territorial extendida en todas las regiones del Reino. El terreno está muy bien señalizado por una amplia autonomía en las provincias del sur, una autonomía que está en el corazón de la solución ofrecida por Marruecos a la parte adversa, para una solución definitiva del viejo conflicto del Sáhara Occidental.