Sáhara Occidental: La Argelia de Buteflika hace jinete solitario

Dejado cada vez más por sus padrinos africanos menos preciado en màs de una capital occidental y ante el surgimiento de tensiones sociales internas, el presidente argelino Abdelaziz Buteflika, un firme defensor de la causa saharaui, es sumido en el aislamiento insolente. Su argumento en el espinoso asunto del Sáhara Occidental en el que se ha estancado su país, no convence ya a nadie, ni a las Naciones Unidas ni siquiera en los meandros de la Unión Africana. El periódico argelino «El Watan», escribió en su edición del jueves que la Argelia de Buteflika «encuentra dificultades en conseguir apoyo para su causa saharaui. «
En un artículo titulado «Diplomacia: Argelia ha perdido su brújula», «El Watan», recuerda que «en diez años, nada menos que 11 países han retirado su apoyo a la RASD. Terrible boomerang de una diplomacia aleatoria».En realidad, es más bien, como ha recordado recientemente el jefe de la diplomacia marroquí, una treintena de países que han roto definitivamente con su reconocimiento de la llamada Republica Árabe Saharaui «RASD», una creación pura del dúo Buteflika / Gadafi. París, Washington, Madrid manifiestan abiertamente su oposición a la balcanización del territorio marroquí, separándolo de su Sáhara Occidental, dijo, un sueño largamente acariciado por los dirigentes argelinos. Durante más de 35 años, Argel no ha escatimado medios humano, diplomático y financiero para hacer aceptar por  la comunidad internacional el principio del referéndum de autodeterminación en favor de la población saharaui secuestrada en su territorio en los campamentos de Tinduf.

Hoy, el Presidente Buteflika y sus compañeros de equipo corren aun, pero hacen jinetes solitarios. La dirección del Polisario, se ha puesto ella misma en trapos sucios. Su apología y propaganda engañosa ha perdido su brillo en el extranjero y en los campamentos de Tinduf. Los jóvenes saharauis rechazan cada vez más el statu quo. Simplemente exigin simplemente la salida de la cabeza del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, y su vieja guardia, que describieron como líderes corruptos, déspotas y torturadores. Regada por los vientos de la revuelta árabe los manifestantes saharauis también reclaman más derechos y libertades, especialmente de expresión y movimiento. Las poblaciones de los campamentos de Tinduf ya no están dispuestos a permanecer atrapados en los dictados que les imponen desde hace más de tres décadas los esbirros de Mohamed Abdelaziz. Al poner sobre la mesa su propuesta de autonomía, Marruecos ofrece a la otra parte una manera honorable «ni ganadores ni perdedore», que terminará al mismo tiempo, la difícil situación de las poblaciones secuestradas.