La frenética obsesión de los dirigentes argelinos por la cuestión del Sahara marroquí.

El ministro de Asuntos Exteriores Argelino, Ramtane Lamamra, se enteró de su evicción del nuevo gobierno que el presidente designó el domingo mientras asistía a la 30ª cumbre árabe, cuyo trabajo terminó ese mismo día en la capital de Túnez.

Sin embargo, Lamamra, uno de los halcones del régimen de Argel, ferozmente hostil a Marruecos y a su integridad territorial, fue nombrado el 14 de febrero último Ministro de Estado, asesor diplomático del Presidente de la República, antes de ser promovido hace a penas 20 días para el cargo de Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Exteriores.

Este antiguo diplomático argelino probablemente no fue bien apreciado por los oficiales superiores del Ejército de Liberación Nacional y especialmente por su jefe de estado mayor y viceministro de defensa, el general Ahmed Gaïd Salah, ‘actual hombre fuerte que verdaderamente lleva las riendas del país.

Lamamra creyó que volvería por mucho tiempo al serrallo, tras la decisión del presidente en ejercicio Buteflika de no buscar un quinto mandato y posponer al sine die, las elecciones presidenciales extendiendo de facto su mandato actual, pero su ambición se redujo rápidamente cayendo al agua.

El ex ministro Lamamra hace del asunto del Sahara marroquí su plato del día cada vez que que se presenta ante él la ocasión de una entrevista con un dirigente extranjero o una reunión internacional o regional.

Como sucedió el sábado 30 de marzo en Túnez, dónde no dudó en abordar el tema del Sahara que está más cerca de su corazón, con el Secretario General (SG) de la ONU, Antonio Guterres, en lugar de limitarse a los asuntos inscritos en la agenda de la cumbre árabe : Palestina, Yemen, las crisis de Libia y Siria y los Altos del Golán.

La agencia de prensa argelina «APS» confirma que Lamamra y Guterres han revisado «las conclusiones de la segunda mesa redonda sobre el Sáhara Occidental bajo los auspicios de la ONU, celebrada recientemente en Ginebra bajo la presidencia del Enviado del secretario general de la ONU, Horst Köhler.

El único consuelo que le queda a este diplomático «experimentado» es el hecho de no ser el único dirigente de su país que trata de socavar los esfuerzos de Marruecos para completar su integridad territorial.