SM el Rey, Amir Al Muminin, dirige un mensaje a los peregrinos marroquíes que visitarán los Lugares Santos del Islam – Texto íntegro –

Su Majestad el Rey Mohammed VI, Amir Al Muminin (Comendador de los Creyentes), ha dirigido un mensaje a los peregrinos marroquíes que visitarán los Lugares Santos del Islam, para el año 1444 de la Hégira.

He aquí el texto íntegro del Mensaje Real que fue leído por el ministro de Habices y Asuntos Islámicos, Ahmed Toufiq, con motivo de la salida del primer contingente de peregrinos, hoy viernes, desde el aeropuerto de Rabat-Salé:

«Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,

Nuestros virtuosos peregrinos,

Que Dios os cuide y proteja.

La paz, la misericordia y las bendiciones de Dios sean con vosotros,

Continuando con la loable tradición que siempre Hemos seguido al dirigirnos al primer grupo de Nuestros virtuosos peregrinos, en Nuestra calidad de Emir de los Creyentes, y encargado de engrandecer los ritos de la religión y proteger todo cuanto es sagrado en nuestra bendita tierra, Nos dirigimos al primer grupo de nuestros peregrinos y, a través de los mismos, a todas las virtuosas peregrinas y virtuosos peregrinos de este año, como materialización de la distinguida solicitud que otorgamos a uno de los pilares del Islam, a saber, la peregrinación a la Sagrada Casa de Dios en respuesta a las palabras del Todopoderoso que dijo: «¡Invita a los hombres a hacer la peregrinación.

Llegarán hasta ti a pie, sobre cualquier montura, a través de cualquier garganta profunda para atestiguar los beneficios que tienen, para invocar el nombre de Dios en días determinados».

Nuestro objetivo es brindaros Nuestras Altas orientaciones con respecto al cumplimiento de este deber sagrado que une a los musulmanes en un solo nivel, desprovistos de todo tejido cosido, evocando con total reverencia el significado de la servidumbre a Dios, Señor de los mundos, despojados de todo lo que distingue a los creyentes como apariencias mundanas y estados sociales, cuando invocan con una sola voz: «A tu servicio, ¡oh Allah!, a tu servicio, a tu servicio, no tienes rival, a tu servicio, la alabanza, la gracia y el reino son para ti, no tienes socio».

Ahora estáis bien preparados para salir de vuestra querida tierra, para dirigiros a la Sagrada Casa de Dios, que es la primera casa establecida para el culto de Dios en el mundo, separándoos de vuestras familias y localidades, con la esperanza de obtener el perdón y la satisfacción de Dios. Que la seguridad os acompañe a la ida y a la vuelta.

 

Nuestros virtuosos peregrinos,

En este contexto, os queremos recordar que os debéis armar con la piedad, que es la mejor provisión para este auspicioso viaje, así como con la buena conducta durante esta gran temporada en la que los musulmanes deben estar atentos a dos grandes asuntos complementarios; el primero de los cuales es vuestra unificación del Dios único, y el segundo es la materialización de vuestra unidad y el aferramiento a su sólida defensa. En este sentido, el Islam ha establecido el pilar de la peregrinación sobre la base de la materialización de la igualdad entre los creyentes al hallarse todos reunidos en un solo espacio en la Casa Sagrada, en Mina y Arafat, ataviados con el atuendo del ihram, de modo que no haya ninguna distinción entre la gente, así como ninguna disparidad de rangos ni de riquezas entre las personas en este lugar. Habéis de saber que en este importante lugar seréis embajadores de vuestra religión en una gran temporada que encarna la fraternidad islámica, la moderación en la creencia y el comportamiento, desterrando toda manifestación de extremismo y exageración, y todo cuanto causa discordia y agresión.

En este sentido, os queremos recordar, ¡oh peregrinos! lo que requiere este lugar para realizar los ritos con plena disciplina y compromiso, respondiendo sinceramente a la jurisprudencia del Hajj con sus bases, obligaciones, tradiciones y elementos facultativos. No cabe duda de que os habéis informado de la mejor manera sobre este asunto, asimilando lo que sobre este tema os han prodigado nuestros ejemplares alfaquíes y ulemas, varones y hembras, con el empeño de Nuestro ministro de Habices y Asuntos Islámicos de cumplir con su deber en este asunto. También os queremos recordar la obligación de llenar vuestros momentos, dondequiera que estéis, con la invocación de Dios, ruegos y petición de perdón, así como con actos de obediencia y adoración, desdeñando las bajezas y las diferencias que pueden conducir a lo prohibido, en cumplimiento de lo que dijo el Todopoderoso: «La peregrinación tiene lugar en meses determinados. Quien se imponga la peregrinación, no galanteará ni pecará ni discutirá en la peregrinación. El bien que hagáis, Dios lo sabrá. ¡Tomad un viático! Ciertamente el mejor viático es la piedad. Temedme, ¿oh dotados de entendimiento!».

Así pues, peregrinas y peregrinos venturosos, procurad realizar vuestros rituales respetando las enseñanzas de vuestra religión y formulando sinceras jaculatorias a Dios el Altísimo para lograr el objetivo supremo por el cual la peregrinación fue prescita, que no es otro sino el de merecer el perdón y la gran recompensa que Dios Todopoderoso prometió a sus súbditos en relación con este precepto, como bien dijo nuestro Profeta Elegido, la paz sea con él: “El Hajj aceptado tiene como recompensa el paraíso”.

 

Peregrinas y peregrinos venturosos,

Todos sabéis que el cumplimiento de la peregrinación a aquellos lugares sagrados exige el pleno respeto de las medidas organizativas adoptadas por las autoridades competentes del Reino de Arabia Saudí hermano, que brinda a los Huéspedes del Misericordioso todos los motivos para su tranquilidad, con el fin de que la temporada del Hajj se lleve a cabo en el seno de la disciplina y la seguridad, bajo las elevadas instrucciones de Nuestro queridísimo Hermano, Servidor de los Dos Santos Lugares, el Rey Salman bin Abdulaziz, Soberano del hermano Reino de Arabia Saudí, Dios le dé salud y larga vida, y le aporte el apoyo de su Príncipe Heredero, Nuestro Queridísimo Hermano, Su Alteza Real el Príncipe Muhammad bin Salman, Primer Ministro, Dios lo proteja, le dé larga vida y conduzca sus pasos hacia el éxito. Con esta ocasión, queremos expresar Nuestro profundo orgullo y gran satisfacción por las relaciones fraternales que unen a nuestros dos Reinos y pueblos hermanos.

 

Nuestros venturosos peregrinos,

No debéis olvidar durante las diferentes etapas del cumplimiento de los rituales de al Hajj y de la Umrah, que estáis compartiendo con vuestros hermanos procedentes de todos los países del mundo islámico esta gran temporada, en el seno de estos imponentes lugares. Así que habéis de ser embajadores de vuestra patria y de su ancestral civilización e identidad basada en la apertura y la tolerancia, evitando las controversias y los motivos del desacuerdo, mostrando con toda sinceridad y compromiso la bondad de la nación islámica en cumplimiento de las palabras del Todopoderoso cuando dijo: “Que haya entre vosotros una nación que invite a la bondad, incite al bien y prohíba el mal; aquellos ganarán”.

Enhorabuena, peregrinas y peregrinos venturosos, por haber logrado la gracia de Dios facilitándoos el cumplimiento de este gran deber y otorgado el enorme honor de visitar, en al Madina al Munawwara, la noble tumba del último de los profetas y mensajeros, la más límpida persona de toda la creación. Apreciad, Dios os bendiga, la grandeza que el Todopoderoso Le ha reservado, dedicándole vuestras devotas oraciones y saludos.

En todos estos lugares, no olvidéis el deber de formular votos por vuestro Rey, que vela por vuestra patria y vuestra seguridad, esperando que Dios nos proporcione su ayuda y éxito en todas nuestras iniciativas de desarrollo y nuestros constantes esfuerzos por preservar la soberanía y unidad de Marruecos, y que nuestro querido país, Marruecos, siga realizando la dignidad a nuestros ciudadanos y apoyando los valores de nuestros hermanos en los países islámicos y africanos, por el camino del progreso, la unidad y el desarrollo. Que Nuestro Heredero, Su Alteza Real el Príncipe Mulay Al-Hassan, así como todos los miembros de nuestra honorable Familia Real, sean siempre una fuente de alegría y satisfacción, y que Dios Todopoderoso rodee con su perdón y bendición a Nuestro Venerado Abuelo, Su Majestad el Rey Mohammed V, y a Nuestro Augusto Padre, Su Majestad el Rey Hassan II, aportándoles la mejor de las recompensas por los servicios que prestaron a favor de la liberación de Marruecos, la construcción de su Estado y la preservación de su unidad nacional.

 

Nuestros venturosos peregrinos,

Para concluir, os queremos renovar Nuestro ruego a Dios el Altísimo para que tengáis un buen viaje de ida y de vuelta, obteniendo la mejor recompensa y la respuesta a vuestras jaculatorias, regresando sanos y salvos a vuestra patria. El Todopoderoso es capaz de todo lo que quiere y digno de responder.»