EE.UU.: el ataque terrorista que empañó la visita del jefe del Polisario
La última visita del jefe del Polisario, Mohamed Abdelaziz, en Washington no fue un éxito. Incluso en el Congreso, representantes estadounidenses se han negado a reunirse con él debido a un incidente que se remonta a finales de los 80, cuando cinco estadounidenses que trabajaban para el USAID murieron en el ataque terrorista de su aparato por un misil del Polisario.
Los congresistas prudentes temían irritar a las familias de los cinco estadounidenses muertos en diciembre de 1988 en el atentado terrorista en la frontera entre Marruecos y Mauritania, según fuentes cercanas al Congreso Americano. Los americanos abatidos por el misil trabajaban para el USAID en el marco de una mision de la lucha antilangostas cuando su DC-7 fue derribado por misiles disparados por el Polisario, el movimiento con sede en Argelia, que lucha por la independencia del Sáhara Occidental.
Sin embargo, otro aparato que acompañaba el DC-7, pudo de aterrizar con seguridad en Marruecos. El Frente Polisario habia presentado en aquel momento sus disculpas a las autoridades estadounidenses, y dijo que sus combatientes habían tomado el aeronave americana por un avion de reconocimiento del ejército del aire marroquí. A pesar de estas explicaciones, las familias de las víctimas no han dejado de insistir en que los dirigentes del Polisario sean procesados ??por terrorismo.
Es probablemente debido a este acto terrorista y a pesar de sus solidos conocimientos y sus contactos en el gobierno de EE.UU., Kerry Kennedy tuvo muchas dificultades de hacer introducir Abdelaziz en Washington. La presidenta del Centro Robert F Kennedy no pudo arrancarle ninguna entrevista o reunión con un responsable estadounidense.
Sin embargo, Kerry Kennedy está lejos de estar disuadida por sus problemas. Pocos días después del desafortunado episodio de Washington, reanudó sus actividades de apoyo al Polisario, pero esta vez en España. Gracias a la prodigalidad de las donaciones argelinas y lejos del fisco americano, abrió una oficina en el centro de Madrid, un alto lugar del activismo del Polisario.