«¡Escúchenos!», el llamamiento de los marroquíes para aquellos que acusan a Marruecos de espionaje sin la sombra de una prueba
Varios marroquíes de diversos orígenes lanzaron, hoy jueves, un llamamiento para aquellos que acusan al Reino de espionaje, «sin la más mínima prueba», en el que les piden que les escuchen y que no hablen en su nombre.
«¡Escúchenos!» está firmado hasta ahora por una veintena de «marroquíes de todas las confesiones, marroquíes del mundo, marroquíes de corazón, +pequeños+ para ustedes, GRANDES para nuestro país».
«A todos ustedes que acusan a nuestro País -sin la más mínima prueba de escuchar sus conversaciones y de espionaje, nosotros – simples ciudadanos- realizamos un proceso que seguramente no entenderán: ¡LES PEDIMOS QUE NOS ESCUCHEN!», indica este llamamiento, firmado por actores asociativos y culturales, autores, jefes de empresas y artistas entre otros.
«Ustedes afirman, acusan, denuncian, amalgaman… pretendiendo hablar +por nosotros+, pero hablar por nosotros, sin nosotros, es en realidad HABLAR CONTRA NOSOTROS: ¿así seríamos rehenes de una dictadura?», subrayan los firmantes, señalando que «algunos de ustedes, dada su ideología, deben confundir con regímenes que erigen en modelos!».
Para los firmantes, la sociedad marroquí «está siempre prometedora, en movimiento, en busca de lo mejor: es una prueba de vitalidad, el signo de un país en el que la juventud es mayoritaria, que mejoran sin cesar, tapan sus brechas, se renuevan», a sabiendas que tantos países están estancados, replegados sobre sí mismos e incapaces de cuestionarse a sí mismos.
«Pero, por supuesto, nuestra palabra no les importa, marroquíes que somos, ¿qué credibilidad podrían concedernos ustedes, que reinan sobre grandes periódicos, sobre ONGs que sueñan con ser poderosas hasta el punto de sustituir a los representantes elegidos de sus propios países?» denuncian.
Los mismos afirman, por otra parte, que Marruecos «es ambicioso, orgulloso de su historia y conquistador de su futuro». «Queremos lo mejor para nosotros mismos, sin olvidar nuestra tradición, nuestra cultura de solidaridad: Túnez, Libia y Líbano son testigos de ello».
«También nuestros compatriotas del extranjero viven esta solidaridad en carne propia, ellos que han podido gozar de medidas -deseadas por nuestro Rey- nunca vistas en ningún otro país para visitar a sus familias», prosiguieron los firmantes del llamamiento, sosteniendo que «su amor por su país de origen merecía esto».
«¿A quién beneficia el crimen? ¿Quién tiene interés en intentar desacreditar a Marruecos, o quizás deberíamos decir intentar desestabilizarlo?» se preguntan.
«La(s) respuesta(s) está(n) en la pregunta: todos los que tratan de subyugarnos, partidarios como son de un Marruecos, de un África +oprimidos+, de los cuales ellos mismos, por supuesto, habrán elegido a los dirigentes, extraña coalición!», estiman.
«Acusarnos +de escuchar+ un periodista, un animador de talk-show con declaraciones racistas (que no denuncian, por cierto), personalidades de la sociedad civil, incluso ministros y por qué no un Jefe de Estado amigo… difamar, difamar, quedará algo, es el signo de una profunda ingratitud cuando sabemos cómo Marruecos ha podido evitar odiosos atentados, en todas partes, comprometiéndose en cuerpo y alma contra el terrorismo», sostienen.
En este sentido, los firmantes llaman a los detractores de Marruecos a no tener la «memoria corta». «Decimos a todos los que sabrán escuchar -y oír- que amamos a nuestro País con sus cualidades y sus defectos, que nos esforzamos por enderezar, que amamos a nuestro Rey y que os amamos a vosotros, pueblos de países vecinos, amigos o incluso enemigos porque somos un pueblo benevolente», asegurando que esta «benevolencia no es cobardía, no es falta de orgullo, no es resignación».
«No es una súplica, es un llamamiento. Esta es nuestra respuesta a nosotros – marroquíes de lo cotidiano- humildes, frente a una coalición con objetivos hegemónicos (…) ¡Ojalá que ustedes, que caricaturizan nuestro país, perciban el egoísmo de su enfoque!», concluyen los firmantes del Llamamiento.