El Polisario ha hecho el lléno de reveses en 2020 y corre el riesgo de ser expulsado de la UA en 2021

Los dirigentes del Polisario y sus padrinos y patrocinadores argelinos han vivido en el 2020, un año amargamente oscurecido por una serie sin precedentes de reveses rotundos que no están dispuestos a olvidar rápidamente.

Más grave aún, la diplomacia argelina espera lo peor para este año 2021. Entre bastidores circulan rumores persistentes en los silenciosos salones de las principales capitales del continente, en torno a una probable exclusión absoluta de la quimérica república saharaui «RASD» de la Unión Africana (UA).

Estos rumores, que no hacen más que crecer en vísperas de la 34a cumbre de la UA, prevista para el 6 de febrero de 2021 en Addis Abeba, obligaron al ministro argelino de Asuntos Exteriores, Sabri Boukadoum, a realizar urgentemente una gira africana, llamando a todas las puertas incluso las de los aliados de Marruecos como la República Democrática del Congo (RDC), del presidente Félix Tshisekedi que se prepara para asumir la presidencia rotatoria de la UA, en lugar de su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa.

Visitó en particular el África austral, donde Argelia todavía tiene aliados, en un intento inútil de salvar lo que se pueda y prolongar la supervivencia del moribundo Polisario y su supuesta república.

Boukadoum también está más motivado que nunca para redimirse con sus superiores jerárquicos, después de los amargos fracasos diplomáticos que sufrió su departamento en 2020, en particular la apertura de una veintena de consulados generales, principalmente africanos, en Dakhla y El Aaiún, las principales ciudades del Sáhara marroquí, con la guinda sobre el pastel, el reconocimiento oficial por parte de Estados Unidos de la soberanía de Marruecos sobre todo el Sáhara Occidental.

Por otra parte, el Polisario y su padrino argelino aún no han digerido el golpe maestro que les dio Marruecos en el puesto fronterizo de El Guerguerat, donde su ejército no solo echó illico-presto y sin derramamiento de sangre, los milicianos traidos al lugar para bloquear el tráfico en la carretera entre el Reino y Mauritania, pero definitivamente barricado este paso contra cualquier infiltración de los intrusos procedentes de los campamentos de Tinduf.

La cumbre africana de Addis Abeba, por tanto, promete ser tormentosa y llena de sorpresas ya que, aparte de Pretoria, los antiguos aliados de Argelia ya no parecen dispuestos a seguir apoyando las tesis separatistas del Polisario. Los comunicados de prensa publicados después de las visitas de Boukadoum a Lesotho, Angola y Kenya y el pasado mes de noviembre a Nigeria dicen mucho sobre este cambio de rumbo.