Acontecimientos de Sebta: Cuando la AFP sacrifica la deontología en el altar del sensacionalismo
La oficina de la AFP en Rabat tiene una larga historia con Marruecos. Su tratamiento de los diferentes acontecimientos que tienen lugar en nuestras latitudes ha evolucionado muy a menudo según las opiniones y convicciones de sus corresponsales, militando por una causa u otra, sin esta capacidad de apartarse de esta postura de donante de lección limitándose a describir simplemente los hechos, todos los hechos respetando la deontología.
La cobertura de los acontecimientos de Sebta por los enviados «muy especiales» de la AFP, procede de esta iniciativa poco ética de querer demonizar a Marruecos y sabotear su imagen a la vez a los ojos de los europeos y a los ojos de una cierta élite marroquí deseosa de leer la actualidad de su país a través de los medios de comunicación del hexágono.
En este caso, la AFP se lanzó rápidamente desde la primera nota a una logiorrea acusadora, dejando creer que Marruecos ha dejado pasar deliberadamente a los migrantes, en represalia a la decisión de Madrid de acoger, en condiciones oscuras, al líder de los separatistas del polisario para ingresarlo en sus hospitales.
Para la AFP, la línea de fractura está trazada desde el principio. El veredicto, por su parte, está preestablecido y es inapelable: las autoridades marroquíes son acusadas de haber «deliberadamente» abierto las compuertas del flujo migratorio masivo hacia Sebta.
Los corresponsales de la AFP se autoproclaman justicieros en detrimento de su misión de informar con toda objetividad y se permiten acusar a unos y declarar inocentes, incluso victimizar a otros.
Dando muestras de un trato asimétrico y selectivo flagrante, la AFP no consideró útil, por ejemplo, que sus lectores informaran de un vídeo en el que se mostraba a guardias civiles españoles arrojar al mar migrantes, a golpes de porras.
En la misma línea, la agencia francesa toma la pista resbaladiza de un reflejo eurocentrista anticuado para enseñarnos por tropismo colonial que «las fronteras de Europa terminan en África». Más de una aberración, un complejo que arrastra como una bala de cañón desde hace siglos, a expensas de la evidencia histórica y geográfica, despreciando la exigencia de verdad que debe guiar el trabajo «de los historiadores del momento», en este caso los corresponsales de la AFP.
Al igual que su tratamiento de la cuestión del Sáhara marroquí cuando sus corresponsales en Argel instalan la pseudo «RASD» en sus notas sin tomar las precauciones habituales especificando que se trata de una entidad autoproclamada, no reconocida por la comunidad internacional, el tratamiento de los acontecimientos de Sebta denota una hostilidad que se ha vuelto sistemática cuando la AFP evoca el tema Marruecos.
El tratamiento mediático reservado por la AFP a la crisis migratoria, de la que Europa comparte una gran responsabilidad, ha tomado la forma de un verdadero bombardeo mediático.
En Sebta se experimentaron todos los géneros periodísticos (reportajes, retratos) con un énfasis exagerado y un probado exceso de celo en los aspectos que presentaban a Marruecos como «agresor», en su propio territorio. ¿Sebta y Mellilia no son marroquíes? Como el ejercicio miserabilista y mezquino al que se prestó la AFP cuando habló de «pánico, piedad y cólera ante la ola de migrantes» o cuando justificó el acceso de estos migrantes a Sebta por un clima social, fruto de su imaginación degradante: «La mayoría de los recién llegados son hombres jóvenes, a veces adolescentes, que llegaron a la playa de Ceuta con la esperanza de encontrar trabajo y escapar de la pobreza, el desempleo y el hambre en Marruecos», informa la agencia oficial francesa para la que todos los pretextos son buenos mientras sirvan para empañar la imagen de Marruecos.
Habremos visto de todo y escuchado de todo… excepto la verdad en este trabajo cínicamente orientado para servir a los propósitos ocultos de una agencia de prensa en pérdida de puntos de referencia.