SM el Rey dirige un mensaje a los participantes en el 9º Foro Mundial de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas – Texto íntegro –
Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista, dirigió, hoy martes, un mensaje a los participantes en el 9º Foro Mundial de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC), que se celebra los días 22 y 23 de noviembre en Fez.
He aquí el texto íntegro del mensaje real, cuya lectura fue dada por André Azoulay, Consejero de SM el Rey.
«Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,
Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Señor Alto Representante de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones,
Señoras y Señores Ministros,
Excelencias, Señoras y Señores,
La Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas celebra hoy la 9ª edición de su foro mundial, en suelo africano. En este sentido, quiere dar una fuerte señal de continuidad y universalidad, federándose en torno a un designio compartido que consiste en avanzar hacia «una alianza de paz»; y a un objetivo común, a saber: responder al imperativo de «vivir juntos» en nombre de una «humanidad unitaria”.
Que la Alianza de Civilizaciones se reúna en la ciudad de Fez, viene a constituir un acontecimiento evidente. ¿Acaso no tuvo Marruecos el privilegio y el honor de hallarse entre los miembros fundadores de la Alianza? ¿No es Fez la capital espiritual de un Reino milenario? ¿No es su Universidad Al Quarawiyyin la sede universitaria más antigua del mundo, el lugar donde eruditos musulmanes, judíos e incluso un soberano pontífice completaron sus conocimientos? ¿Su Universidad Euro mediterránea no está construyendo, en el día de hoy, un espacio de diálogo académico e intercultural entre las dos orillas? Obviamente, Fez es, desde luego, la encarnación misma de una fructífera alianza entre civilizaciones.
Que la Alianza de Civilizaciones se reúna en la ciudad de Fez, es efectivamente un privilegio. Después de Nueva York, Baku, Bali, Viena, Doha, Río, Estambul y Madrid, era conveniente que el foro mundial de la Alianza de civilizaciones se celebrara en tierra africana. ¿Acaso no es África la cuna de la humanidad, el crisol de las civilizaciones, el depósito de la juventud y la promesa del futuro?
Por todas estas y muchas otras razones, Hemos querido que el lugar que hoy os acoge simbolice el doble sentido del encuentro, tanto en su esencia, encarnada por Fez, como en su alcance, reflejado por África. Nos empeñamos en llevar este foro hacia resultados concretos, y no puede ser de otra manera, dada la importancia del tema y la conciencia de su urgencia.
He aquí también el sentido del Mensaje que dirigimos a este IX Foro de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas, que viene a marcar Nuestra confianza en que esta reunión aporta el valor añadido esperado por Nosotros mismos y por el Secretario General de las Naciones Unidas, Su Excelencia el Sr. D. Antonio GUTERRES, y sea una prueba de nuestra determinación común de materializar la excelente cooperación entre el Reino de Marruecos y las Naciones Unidas.
En el día de hoy prolongamos la vía abierta por todos aquellos que han trabajado a favor de la radiación y relevancia de la Alianza de Civilizaciones. En este contexto, saludamos la determinación y el compromiso del Alto Representante de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones, D. Miguel Ángel MORATINOS.
Las mentes valientes que concibieron la Alianza de Civilizaciones supieron idear un foro para el futuro. Hoy queremos rendir un homenaje a todos aquellos que, particularmente en España y Turquía, han contribuido a la sostenibilidad de esta organización y a su institucionalización como referente de entendimiento, confianza y diálogo entre culturas, religiones y civilizaciones. Los ideales de paz que nos animaron en 2004 son los mismos que nos guían en este Foro.
Excelencias, Señoras y Señores,
El contexto actual está marcado por la agravación de las causas que estuvieron en el origen mismo de la creación de la Alianza de Civilizaciones, es decir:
– Nuestra civilización jamás ha estado tan expuesta, ni la convivencia tan cotidianamente amenazada;
– Raramente hemos visto al Otro tan asociado a la sospecha, o no utilizado para suscitar el miedo y fomentar el odio;
– Los extremos saturan el debate y descalifican los discursos moderados; las religiones son instrumentalizadas con demasiada frecuencia, cuando no son estigmatizadas;
– El populismo agita a las sociedades inventando preguntas a las que no aporta respuestas, esgrimiendo la migración, como un espantapájaros en contextos electorales y erigiendo al migrante en chivo expiatorio;
– Ciertos continentes que han roto con la guerra, están volviendo a las armas y a la violencia, bajo todas sus formas;
– El Covid-19 marcó el regreso del ensimismamiento, incluso cuando podría haber cristalizado la conciencia del destino compartido;
– Mientras el planeta produce lo suficiente para alimentar a toda la humanidad, la inseguridad alimentaria amenaza al mundo;
– El terrorismo se alimenta del separatismo y acecha en los lugares donde la inestabilidad política frena el desarrollo socioeconómico;
Excelencias, Señoras y Señores,
Siempre es un buen momento para hablar de la paz, -paz más allá de la ausencia de conflictos-; de la paz como visión del mundo y de la paz como relación con el otro; la Alianza es, en este sentido, un poderoso vector de paz.
En efecto, frente a las guerras, de las que conocemos el principio, pero nunca el final, el diálogo es esencialmente un éxito; frente al recrudecimiento de la conflictividad, el diálogo es siempre una promesa positiva: si no de arreglo de los diferendos, al menos de un mayor conocimiento mutuo.
El diálogo que lleva a cabo la Alianza debe tener una voz, que consiga forjar las condiciones del buen éxito. Del diálogo vendrá la salvación, con la condición de que:
– este diálogo sea inter-civilizatorio; es decir, inclusivo y preocupado por la humanidad, en todos sus componentes, a fin de aprehender el mundo en su pluralidad, actuando a través de un multilateralismo no vertical y encarnando lo universal en sentido propio;
– sea intergeneracional; es decir, que asocie a los jóvenes y combine el futuro con el presente. Los jóvenes no solo representan a las generaciones que debemos preservar del flagelo de la guerra y de los discursos que incitan al odio; sino que son ellos los que ya están haciendo la paz;
– sea intercontinental; es decir, que no sea etnocéntrico; que pueda hablar de África y a favor de África, del lugar que legítimamente le corresponde y no como un patio trasero; del trato al que tiene derecho, o sea, ni asistida ni olvidada; que tenga los socios que se merece y que la merecen, y que se la considere por lo que es, esto es, como el pulmón demográfico del mundo y su depósito económico, con sus esperanzas y sus bazas.
Excelencias, Señoras y Señores,
Miembro fundador de la Alianza de Civilizaciones, el Reino de Marruecos ha participado en todas las luchas de la organización:
– En primer lugar, y por razones estrechamente vinculadas a su identidad, Marruecos se estructura en torno a un modelo de apertura, armonía y sinergia que ha visto converger los componentes árabe-islámicos, amazig y saharauí hassaní, enriqueciéndose simultáneamente de los afluentes africano, andalusí, hebraico y mediterráneo.
– Asimismo, por razones inherentes a sus compromisos, los valores de la Alianza, los ideales que defiende y el paradigma que promueve son igualmente los valores, los ideales y el paradigma de Marruecos.
– Desde el principio, Marruecos se ha comprometido con esta vanguardia y así se ha mantenido constantemente:
En primer lugar, se ha implicado promoviendo la apertura como cultura de la paz:
– Nuestro llorado Abuelo, Su Majestad el Rey Mohammed V, protegió a los compatriotas de confesión judía ante la barbarie nazi y las brutales y segregacionistas prácticas del régimen de Vichy;
– Nuestro llorado padre, Su Majestad el Rey Hassan II, cultivó durante Su Reinado el espíritu de fraternidad entre judíos y musulmanes de Marruecos, en el mundo;
– Durante más de dos décadas, velamos Personalmente por la valorización y salvaguarda del patrimonio judío marroquí, cultivando este espíritu de comunión sincera entre judíos y musulmanes, en tierra del Islam, que viene a marcar la singularidad de Marruecos;
– Y, con incuestionable firmeza, optamos, de manera constante y renovada, por seguir siendo, el Reino de Marruecos, una tierra de tolerancia, convivencia y apertura.
En segundo lugar, Marruecos se ha implicado viviendo la religión como instrumento de paz:
– En Nuestra calidad de Emir de los Creyentes, de todos los Creyentes, garantizamos el libre ejercicio de los cultos en todo el Reino de Marruecos.
– Consideramos que la religión debe ser un baluarte contra el extremismo y no un pretexto para el mismo; en todas partes defendemos esta convicción, a través de la diplomacia cultual del Reino. La Fundación Mohammed VI de Ulemas Africanos y el Instituto Mohammed VI para la formación de Imanes Murchidíes y Murchidat poseen por vocación contrarrestar el radicalismo que campa a sus anchas a las puertas de África, promoviendo un islam de la moderación y del término medio.
– Consciente de este papel, Marruecos obró por adoptar en la Asamblea General de las Naciones Unidas la resolución A/73/328 sobre la «Lucha contra el discurso del odio: promoción del diálogo interreligioso, intercultural y de tolerancia». Copatrocinada por 90 países, esta resolución pone de relieve el Plan de Acción de Fez en la lucha contra el discurso del odio y la promoción del diálogo interreligioso.
– Hemos acogido en Marruecos a Su Santidad el Papa Francisco, con ocasión de una visita histórica en la que destacamos la importancia de ver las tres religiones abrahámicas «abrirse recíprocamente», dentro del respeto a la alteridad y al conocimiento del otro.
– Con el Papa Francisco, firmamos el Llamamiento de Al-Qods, que aboga por la preservación de la Ciudad Santa en tanto que lugar de encuentro de los fieles de las tres religiones monoteístas y símbolo de la convivencia pacífica, diálogo y respeto mutuo.
En tercer lugar, Marruecos se ha implicado obrando por el desarrollo, en el sentido amplio de la paz:
– Marruecos es un aliado esencial en la lucha contra el terrorismo; un socio digno de credibilidad para la lucha contra el cambio climático y un actor responsable en la gestión de la migración;
– Marruecos está implicado en todos los ámbitos de las acciones de la Alianza, ya sea reforzando el multilateralismo, valorizando y responsabilizando a los jóvenes o empoderando a las mujeres y destacando su papel como actores de la paz y la seguridad.
Señor Secretario General de las Naciones Unidas,
Señor Alto Representante de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones,
Señoras y Señores Ministros,
Excelencias, Señoras y Señores,
La política habla a los ciudadanos, la religión a sus almas y el diálogo a sus civilizaciones. En todos los idiomas, debemos hablar a la paz. He aquí un dictamen que emana de la mirada tanto de las generaciones pasadas como futuras.
En este momento particularmente especial de la Historia, en el que luchamos contra el cambio climático, combatiendo el terrorismo y trabajando por el desarrollo sostenible, la seguridad hídrica, energética y alimentaria, y a favor del desarrollo, en general, necesitamos volver a lo esencial, esto es, a la convivencia.
De nada sirve conducir grandes proyectos si no conseguimos ir más allá de este primer eslabón de la convivencia, en nombre de una única humanidad que coloca al ser humano en el centro de sus prioridades.
Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh».