En el impasse, Kaïs Saïed avasalla Túnez a su vecino del Oeste – editorial –
Al intentar salir de un impasse constitucional que él mismo ha provocado, el presidente tunecino Kaïs Saïed habrá sacrificado la soberanía de Túnez al alinearse ciegamente con Argelia, escribe el editorialista de la revista BAB.
En un «diagnóstico exacto y preciso» de la situación en Túnez, cuando menos compleja, publicado en el último número de BAB, la revista inteligente de la Agencia Marroquí de Noticias (MAP), el director general, Khalil Hachimi Idrissi, subraya que «lo primero, que es evidente, es que el presidente Kaïs Saïed ya no da la talla. Su liderazgo ha perdido su legitimidad desde su golpe de Estado constitucional», recordando que «la nueva constitución hecha a su medida es rechazada por el 70% de los tunecinos».
En este editorial, publicado bajo el título «El impasse tunecino», Hachimi Idrissi señala que este caos instalado por el presidente Kaïs Saïed ha debilitado el Estado en cuanto a la independencia del país – un alineamiento con la Argelia de los generales ha arruinado la idea misma de la soberanía tunecina -, y ha neutralizado todas las inmunidades ancestrales que tenía este país para existir honorablemente en el concierto de las naciones y lo ha hecho brillantemente.
«Kaïs Saïed dejará su nombre unido al sometimiento de Túnez a su poderoso vecino del Oeste», añade.
El editorialista subraya que Kaïs Saïed justifica todo su abandono de la soberanía por la crisis económica. «Pretende salvar lo esencial obedeciendo a lo esencial: el honor de la patria. El país está sumido en una profunda crisis económica, porque Kaïs Saïed ha sido incapaz de impulsar una serie de reformas creíbles que permiten a los donantes internacionales intervenir de forma transparente. En este punto, su fracaso es notorio», considera.
Para Hachimi Idrissi, cuando Túnez necesitaba credibilidad para iniciar las reformas necesarias, Kaïs Saïed echó por tierra esta credibilidad. «Cuando necesitaba más independencia, más autonomía, más soberanía para salir del atolladero, Kaïs Saïed eligió más a Argelia. Fue un error fatal», observa el editorialista.
¿Qué se puede hacer ahora? se pregunta Hachimi Idrissi, quien cree que la respuesta a esta pregunta no es sencilla. «Corresponde a las fuerzas tunecinas conocidas por su dinamismo, a la clase política conocida por su habilidad, a la sociedad civil conocida por su previsión y su sentido del compromiso, y a las fuerzas de seguridad civiles y militares conocidas por su patriotismo inquebrantable, aportar soluciones en beneficio del pueblo tunecino y de sus intereses superiores.
«El poder de un hombre ha demostrado su inanidad. Kaïs Saïed ha llevado al país a la quiebra institucional, política, económica y moral. Ya es hora de que esto termine», dice el editorialista.
Para el editorialista, lo ideal para el país, que fue dado por algunos como modelo feliz de la Primavera Árabe, sería que hubiera nuevas elecciones presidenciales y, en la estela, legislativas, para salir de este grave impasse constitucional. El nuevo poder que surja de estas consultas intentará reparar lo que sea reparable en este caos institucional.