Perú pone las cosas en su sitio

Al anunciar la retirada de su reconocimiento de la pretendida «rasd», Perú acaba de poner las cosas en su sitio y dejar en claro la excelencia que siempre ha regido las relaciones entre los dos países amigos.

El interludio de once meses y unos pocos días que separa el restablecimiento (8 de septiembre de 2021) y la ruptura de relaciones con el polisario parece ahora más una nube de verano que un motivo de discordia política.

Y por una buena razón. A pesar de este interludio, la profundidad de las relaciones entre Marruecos y Perú no se ha visto afectada y los contactos han continuado, con un espíritu de responsabilidad y sobre todo de convicción en la justicia de la causa marroquí.

La decisión peruana, que será notificada a las Naciones Unidas, se basa en los principios de la ONU que salvaguardan la integridad territorial de los Estados miembros de la ONU y en las resoluciones del Consejo de Seguridad que subrayan constantemente la seriedad y la credibilidad de la propuesta marroquí de autonomía.

Perú no dejó de mencionar los esfuerzos realizados por el Secretario General de la ONU y el Consejo de Seguridad para alcanzar una solución política, realista, duradera y consensuada al diferendo del Sáhara.

Es evidente que la única solución sobre la mesa actualmente y que cumple estos criterios es la presentada por Marruecos, mientras que las otras partes siguen aferradas a planes que han mostrado sus límites y han sido relegados por las resoluciones de la ONU.

A partir de este 18 de agosto, el cielo está completamente despejado para la cooperación en todos los ámbitos entre Perú y Marruecos. Desde la economía hasta la educación y desde los fertilizantes hasta la energía, todos los sectores se pondrán sobre la mesa para una reconstrucción mutuamente beneficiosa y fructífera.

El nuevo ministro peruano de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Rodríguez Mackay, es un consumado jurista e internacionalista que conoce mejor que nadie la génesis del diferendo del Sáhara, las verdaderas partes del conflicto y sus designios de amputar a Marruecos parte de su territorio.

Su huella de experto en el final feliz de este asunto es evidente. Su contribución al fortalecimiento de las relaciones con Marruecos sólo será beneficiosa para ambos pueblos.