Las elecciones generan más fervor en las provincias del sur que en el norte
Mientras que la campaña electoral registra su pleno apogeo en todo el reino, en las provincias marroquíes del sur que no se quedan atrás, este escrutinio reviste un doble sentido, patriótico y político. Los habitantes de estas provincias muestran por su participación masiva como en las últimas elecciones parlamentarias de 2007 y comunales de 2009, que creen sin reservas en su futuro en el seno de su patria y asumir plenamente su deber patriótico como ciudadanos y electores.
A través de estas elecciones, los habitantes de estas provincias también demuestran su compromiso de contribuir a la gestión y desarrollo de sus provincias y en todo el país. Las elecciones legislativas de 2007, la tasa de participación en las provincias marroquíes del sur fue la más alta en comparación con otras regiones del Reino.
Este año, para dar sólo el ejemplo de la ciconscripcion de Smara, la mitad de la población estimada en 50.000 personas, o sea 25.000 personas registradas como votantes. Estas cifras ponen al descubierto la propaganda del Polisario que, cada vez que se trata de las elecciones en Marruecos, tratan en vano de demostrar a la comunidad internacional que los habitantes de las provincias del sur se ven obligados por las autoridades locales de inscribirse e ir a las urnas para cumplir con su deber nacional. Pero la realidad es totalmente diferente, porque en estas provincias, el proceso electoral continúa normalmente como en el resto del país, y tal vez incluso con un exceso de entusiasmo, con la única diferencia de que en esta parte del Reino, los vinculos tribales cuentan mucho en la selección de candidatos. Por lo que es más bien en los campamentos de Tinduf donde hay que comprobar si los refugiados saharauis tienen en realidad derecho a hablar libremente por no hablar de su derecho inexistente de elegir aquellos que les dirigiràn.
Estos ultimos son lo que parece, nombrados de por vida como es el caso del perenne líder indiscutible del Polisario, Mohamed Abdelaziz, que dirige sin discusión las instancias del movimiento desde hace décadas.