Telexpresse denuncia los «desaciertos» del antiguo corresponsal de EFE en Marruecos

La página de información Telexpresse dedicó un incisivo retrato al antiguo corresponsal en Rabat de la agencia española de noticias EFE, Javier Otazu, del que ha señalado sus «desaciertos» profesionales y sus faltas de ética.

El sitio revela la «doble cara» asumida por el antiguo corresponsal de EFE durante los 16 años que pasó en Marruecos, su supuesta «duplicidad» y su «hipocresía» al tratar la información marroquí bajo el prisma de su odio visceral al Reino.

Telexpresse subraya que Otazu emprendió una labor de «des-frustración” el 6 de agosto de 2020, cuando su agencia lo nombró en su oficina de Nueva York. Encontró la oportunidad perfecta para «verter toda su bilis en un libro sobre Marruecos» que el autor del artículo describe como «una verdadera antología de resentimiento, animosidad y rencor contra un país que le cogió como uno de los suyos. Pocos autores antimarroquíes pueden presumir de una actuación semejante, sobre todo porque el autor afirma haberse mordido la lengua durante diez años antes de hablar», escribe.

Autoproclamado pomposamente como «honorable especialista» en Marruecos, la cobertura de Otazu de la actualidad de Marruecos fue una sucesión de meteduras de pata. «Sus temas favoritos son asquerosamente pérfidos y taimadamente maliciosos», denuncia el sitio marroquí, que recuerda que Otazu se interesaba por informaciones relativas a las pruebas de virginidad, a un beso en Facebook, al papel del Moqaddem (agente de administración local) o a falsedades sobre ciertos casos tratados por la justicia.

No obstante, destaca Telexpresse, » los antecedentes personales de Otazu no le predestinaban a hundirse en el odio a Marruecos», debido a su matrimonio con una mujer marroquí con la que tuvo dos hijos, lo que le convierte, lógicamente, en «padre de dos hijos marroquíes-españoles que viven con su madre tras un tumultuoso divorcio».

Telexpresse repasa las etapas de la estancia del periodista español en Marruecos en dos periodos distintos (1990-1996 y 2011-2020), intercalados con misiones en El Cairo y Lima.

El sitio detalla más adelante el contenido de los «siete capítulos de su libro-reflujo sobre Marruecos (que) son un requisitorio digno de los tribunales de la inquisición», escribe.

En este libro, el artículo resalta en Otazu una » obsesión por la cuestión de la migración, su fingido asombro ante las reivindicaciones marroquíes de las ciudades ocupadas, su actitud culpable ante la unanimidad de los marroquíes sobre la cuestión del Sáhara, sus rebuscadas acusaciones sobre un supuesto «retroceso» de las libertades democráticas en Marruecos».

Pero es en el tema del Sáhara donde el periodista español tiene una «fijación enfermiza», ya que esta parte de Marruecos vuelve «como un leitmotiv en su diatriba de 104 páginas», haciendo suyo todo el léxico de los separatistas, violando todas las reglas de la deontología periodística.

Telexpresse acusa a Otazu cuando «habla de Marruecos como un ‘Estado Gamberro'». En este punto, se indigna el sitio marroquí, «la frontera de la decencia y el respeto a sí mismo se ha cruzado ahora, porque Javier Otazu, al salir de Marruecos, se considera libre de toda dignidad profesional y ética deontológica».

Una indecencia de la que no consigue deshacerse ni siquiera en Nueva York, ya que «va a continuar su labor de socavación (contra los intereses de Marruecos)». Es descrito por Telexpresse como un «histérico especializado en hacer preguntas ordenadas sobre el Sahara marroquí».

En cuanto se plantea la cuestión del Sáhara, Otazu «no pierde ocasión de destilar su veneno, en las noticias de EFE y en los pasillos y la sala de prensa del Palacio de Cristal (…). Y lo que es peor, desinforma a sus colegas que, cuando son éticamente débiles, le siguen en sus escandalosas manipulaciones», escribe Telexpresse.

El sitio marroquí considera que «Javier Otazu soñaba con ver Marruecos derrumbarse». Prueba de ello es su «letanía de mentiras desmedidas sobre la cuestión del Sáhara marroquí, sobre las manifestaciones del Rif, sobre la ciudad ocupada de Sebta, sobre la cuestión de la migración o de los derechos humanos, y sobre ciertas noticias de Marruecos».

Para ilustrar su propósito, Telexpresse cita dos ejemplos fragantes: Recuerda una serie de 8 tuits en un día publicado por Otazu, poco antes de salir de Marruecos, sobre «cuestiones de la justicia relativas a periodistas procesados en casos de modales y terroristas condenados por los tribunales».

En segundo lugar, se asombra el sitio de información marroquí, cuando estalló el caso Benbattouche en mayo de 2021, Javier Otazu ya no estaba involucrado en la actualidad relativa a Marruecos, sin embargo encontró el medio de lamentar «que Marruecos tuviera amigos en España que criticaran el error del gobierno de Madrid».

En suma, resume Telexpresse, la estancia marroquí de Otazu se reduce a cuatro estrepitosos fracasos: » En primer lugar, transmitió continuamente una imagen truncada de la realidad marroquí. Dos, vio cómo se desmoronaba su sueño de ver a Marruecos de rodillas. En tercer lugar, perdió la oportunidad de contribuir, mediante un trabajo profesional e imparcial, a acercar a los dos pueblos que tienen una larga historia común. Cuatro, un naufragio de su vida personal».