Caso Brahim Ghali: el Gobierno español se metió en un buen lío – analista –

Al acoger en su suelo, por razones supuestamente humanitarias, a Brahim Ghali, accesoriamente jefe de las milicias separatistas saharauis a sueldo de Argel, un criminal de guerra, y buscado por la justicia española, el Gobierno español se metió en un buen lío, afirma el analista Mokhtar Salamate.
Las consecuencias de este acto «irreflexivo» tienen múltiples deflagraciones a nivel de las relaciones marroquíes-españolas, señala el analista en un artículo publicado por el sitio de información +Quid.ma+ y titulado «Decepción española». «¡Primero la ley! ¿Tiene derecho el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, a pactar, a espaldas de la justicia de su país, para dar garantías de inmunidad por razones humanitarias a un prófugo de justicia patrocinado por un Estado extranjero: el Estado argelino en este caso?», se pregunta el autor del artículo. «¿Dónde está la independencia de la justicia española, la separación de poderes en este país, el valor de la Constitución, el Estado de Derecho, etc.? ¡Quienes atiborran a los otros países con consejos y lecciones de derechos humanos, violan alegremente su Constitución cuando se trata de nadar en aguas turbulentas!», resalta, señalando que «somos con los españoles, según la Doxa ibérica, socios, amigos, aliados, asociados, etc. ¡Todo esto es demagogia! En realidad, no somos nada. El autor del artículo estima también que en la primera ocasión «España ha traicionado, ha vendido a su aliado, a su socio, a su asociado, etc. por un bocado de pan separatista». En beneficio de quien ejecuta el deseo del poder argelino de privar a Marruecos de 1/3 de su territorio histórico y legítimo». Para él, la maniobra es hostil. «Para un país que está experimentando veleidades de separatismo y las agonías de la división en su propio territorio, esto es irresponsable, por decir lo menos”. «El presidente del Consejo, Perdo Sánchez, ha tomado la decisión más calamitosa de su mandato o, incluso, de su corta vida política. Quedar en la historia contemporánea como quien destruyó todos los esfuerzos realizados para normalizar seriamente las relaciones multiformes entre los dos países. ¡Bravo!», dice el analista, señalando que años de consolidación, de política de pequeños pasos, de colaboración, de acercamiento y de construcción de una verdadera alianza estratégica «¡se esfumaron por una decisión infantil, insensata e ilegal!» El autor del artículo destaca también que son dos décadas de construcción de una verdadera asociación multidimensional con España hasta el punto de elevar, sobre sus brazos, y de forma proactiva, a este país al rango de primer socio comercial de Marruecos sin olvidar las estrechas relaciones a nivel de la seguridad y el compromiso de honor, concreto y efectivo, de Marruecos en la lucha contra la inmigración clandestina y “todo esto se destruye por un ceño de viejos generales perdidos que arruinaron su país por su depredación y que, hoy, lo empujan, de nuevo, al abismo de la guerra civil. Y se pregunta: ¿Por qué España trata con una junta, internacionalmente despreciada, a la que el pueblo odia y de la que quiere deshacerse mediante un «hirak» constante, virtuoso y pacífico? ¿Es esta la contribución de España a la paz en el sur del Mediterráneo? ¿Consolidar a los generales locos de Argel y su patología prusiana sobre el Magreb? En opinión del autor, Marruecos debería, en los próximos meses, reconsiderar globalmente, y profundamente, sus relaciones con España a la luz del caso de Brahim Ghali. «Un país que es capaz de todo tipo de traiciones no puede ser, en términos absolutos, un socio fiable. Es una perogrullada», estima, agregando que «la vuelta de la presunción de mala fe es necesaria con un socio no fiable que no duda ni un segundo en clavarte un cuchillo en la espalda». «¿Esto es una muestra de qué estrategia? ¿De qué inteligencia? ¿De qué conciencia de los verdaderos intereses de España? ¿De qué construcción del futuro? ¿De qué contribución a la resolución de la cuestión del Sáhara sobre la base de la soberanía marroquí?, se pregunta el autor el artículo. «Ahora bien, para ser muy explícito, porque la situación lo exige, si España considera, como dice entre bastidores, asegurándose de que no haya testigos, -un monumento al valor político- que la oferta de paz marroquí es creíble y seria, debería traducir esta posición en hechos. Concretos y medibles», indica, agregando: «Que actúe como los EEUU, que han reconocido sin ambigüedad la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, asumiendo sus responsabilidades en el cierre de este expediente y abriendo nuevas perspectivas de paz, políticas, militares y económicas en la región». «De lo contrario, España seguirá siendo una fuerza marginal o menor en esta cuestión: doble lenguaje, hipocresía, culpabilidad, mala conciencia, falta de coraje político, armas pequeñas, política pequeña, etc.», prosigue el analista, afirmando que «el síndrome voluntarista, -por falta de visión, ambición y estrategia- de la +nanización+ de España en el concierto de las naciones seguirá rampante y obligará a este país que duda de su grandeza a ceder su liderazgo, posible o probable, en el Mediterráneo a regímenes fracasados, como el de Argelia, actualmente, en total perdición y en guerra contra su sociedad.» Por otra parte, el autor del artículo señala que en Marruecos «debemos hacer que España, como ex potencia colonial, asuma una responsabilidad moral absoluta e inquebrantable por lo que está ocurriendo desde hace 45 años en torno al Sáhara marroquí». «He aquí una potencia colonial que ocupó el Norte y el Sur de un país y que durante una descolonización dudosa, gradual y chapucera, nos pone por su pasividad, frente a un pseudo movimiento de liberación inventado de la nada por los adversarios de Marruecos, especialmente Argelia», explica. También señala que «la mala conciencia de los españoles hacia el pseudo pueblo saharaui es una quimera. Es un medio de chantaje que funciona y que ha permitido durante décadas a una élite separatista corrupta enriquecerse, vivir a costa de los contribuyentes españoles en grandes hoteles y restaurantes. «Esto ha permitido encubrir todos los delitos que manchan las prácticas criminales de los separatistas. Deportación de niños, especialmente a Cuba, detención de niñas, violaciones institucionalizadas, niños soldados, eliminación física, tortura, etc.», precisa el artículo, señalando que la obra de Brahim Ghali es significativa, así que por qué no dejar que la justicia española la examine con todas las garantías de un juicio justo. ¿Por qué no dar voz a las víctimas y a sus derechohabientes? El autor del artículo indica también que Sánchez pasará a la historia «pero no por la puerta que esperaba». La pequeña. La del menosprecio a la gran España. La del desprecio al Estado de Derecho. La de ignorar los gritos de las víctimas del separatismo criminal saharaui. La del sabotaje de la fructífera relación estratégica con Marruecos. La de la exclusión duradera de España de las cuestiones de la paz y del desarrollo en el Sahel y de la seguridad en África Occidental. «Eres libre, señor Sánchez, de empequeñecer a la gran España, de neutralizarla, de colaborar con criminales de guerra y regímenes despreciados, y de dar rienda suelta en la región a los intereses franceses y estadounidenses», subrayó el analista, que añadió, dirigiéndose siempre al señor Sánchez: «También es una visión estratégica -podemos llamarla así- si su objetivo es destruir a largo plazo todos los logros pacientemente conseguidos por España en el Mediterráneo y al oeste del Sáhara». Y concluye: «La historia recordará que por vuestro amateurismo habéis excluido a España de la mesa donde se está forjando el futuro de la región. Mientras no hayáis exorcizado, y asumido de verdad, los demonios de vuestro pasado, sobre todo colonial, seguiréis vagando sin brújula, en una falsa modernidad, pagada por Bruselas, cuyos resortes y ética habéis perdido».