Gobernanza migratoria: el enfoque holístico de Marruecos para responder a un fenómeno cada vez más complejo

Para hacer frente a una presión migratoria cada vez mayor y más compleja, Marruecos despliega esfuerzos colosales en el marco de un enfoque holístico que abarca el conjunto de las dimensiones de este fenómeno, en la que la preocupación por la dignidad humana ocupa un lugar importante.

Debido a los flujos masivos de migrantes irregulares, tanto de África como de otros continentes, Marruecos se ha convertido durante más de un decenio no sólo en un país de tránsito hacia Europa, sino una tierra de residencia y de asilo para numerosos inmigrantes y refugiados que huyen de los horrores de los conflictos armados y de los peligros climáticos.

 

– Un enfoque humanista, inclusivo y solidario

 

Convencido de que la migración no puede gestionarse únicamente mediante un enfoque de seguridad, Marruecos se ha comprometido decididamente a construir una gobernanza migratoria humanista, inclusiva, solidaria y respetuosa de los compromisos internacionales del Reino en materia de derechos humanos.

Donde las noticias recientes nos ofrecen imágenes tristes para la dignidad humana de los migrantes y posturas políticas, mediáticas y electoralistas, donde el migrante es considerado un chivo expiatorio ideal y donde las fortalezas y las barreras se erigen cada vez más, las iniciativas de Marruecos contrastan con el rechazo primario de los migrantes y confirman su singularidad a nivel regional, donde su liderazgo es reconocido y demostrado por acciones inéditas.

Estas acciones constituyen verdaderos marcadores en la gobernanza migratoria mundial: el lanzamiento del proceso de Rabat desde 2006 (verdadero puente de cooperación Norte-Sur), el Pacto Mundial de Marrakech (principal referencia de la cooperación internacional ), la Agenda Africana de la Migración y el Observatorio Africano de la Migración, la Alta Iniciativa Real, concretada a través de operaciones audaces de regularización de más de 50.000 migrantes, y la instauración de un sistema global de acogida y atención a los migrantes.

Siguiendo la Alta Iniciativa Real, la Estrategia Nacional de Inmigración y Asilo (SNIA), establecida para garantizar una mejor integración de los inmigrantes y una mejor gestión de los flujos migratorios en el marco de una política coherente, global, humanista y responsable, permitió el reconocimiento de África, que designó a SM el Rey Mohammed VI como líder de la migración en África.

La dimensión humanista de la gestión migratoria en Marruecos se traduce también en los retornos voluntarios puestos a disposición de los migrantes que desean regresar a sus países de origen con pleno respeto de sus derechos y dignidad. Desde 2018, más de 8.100 nacionales africanos se han beneficiado de estas operaciones organizadas y financiadas por el Ministerio del Interior tanto por vía aérea como terrestre.

 

 – Marruecos, actor responsable en la gestión de los flujos migratorios

 

Paralelamente, Marruecos, como socio responsable de la Unión Europea, opone la firmeza a los intentos de utilizar su territorio como base de tránsito ilegal hacia Europa, pero sin que cuente con el acompañamiento necesario de sus socios trans-mediterráneos.

Con los medios que tiene a su disposición, más de 360.000 intentos de migración ilegal han sido abortados y unas 1.300 redes desmanteladas desde 2017. Estas operaciones se realizan respetando plenamente la dignidad humana y la protección de las víctimas vulnerables de la mafia y el crimen organizado. Prueba de ello es el número de clandestinos rescatados por la Marina Real marroquí, que ascendió a casi 15.000 personas solo en 2021.

Este enfoque decidido de Marruecos en torno al paradigma de los derechos de los migrantes debilita los argumentos de algunos actores o asociaciones conocidos por su postura dogmática, su radicalidad en el análisis y su exceso que rechazan cualquier sentido común vinculado al contexto, la realidad de algunos acontecimientos trágicos, como el ataque del 24 de junio de 2022 en Nador.

Estos acontecimientos son el ejemplo más dramático de la magnitud de los desafíos que plantea la gestión de los flujos migratorios, sabiendo que son dirigidos por redes de tráfico que utilizan estratagemas de gran violencia, especialmente durante los asaltos planificados «de manera casi militar, con asaltantes con perfiles de milicianos y ex militares procedentes de países desestabilizados por la guerra y los conflictos». Solo entre 2016 y 2022, Marruecos logró detener más de 145 asaltos de este tipo alrededor de las presidios ocupados de Sebta y Melilia.

 

– El enfoque humanista pervertido por las redes criminales y la instrumentalización

 

Esto demuestra que «la dimensión noble y virtuosa de la migración está pervertida por las acciones criminales de las redes de tráfico, que explotan la vulnerabilidad de las víctimas y las empujan a aventuras peligrosas y mortales», como señala el Wali Director de Migración y Control de Fronteras del Ministerio del Interior, Khalid Zerouali.

Tragedias humanas, como la de Nador, han sido instrumentalizadas mientras que la urgencia se centra en cómo federar la acción de todos los actores institucionales y la sociedad civil para nivelar por arriba la gobernanza migratoria nacional que sigue siendo perfectible. Hay que tener el mérito de extraer las enseñanzas adecuadas, de recortar y mejorar los nichos de las lagunas constatadas y de no quedarse en el confort de la constatación improductiva y de la penalización sistemática.

En el plano regional e internacional, el país paga el precio del laxismo, a veces premeditado por sus vecinos del Este, y se encuentra solo ante la inquietante evolución de los flujos migratorios combinados con el crimen organizado transfronterizo.

La cuestión migratoria debe abordarse en el marco de una responsabilidad compartida y de asociación con Europa. Además, requiere un enfoque más sostenible y mutuamente beneficioso de la migración que protege las fronteras y las soberanías nacionales, al tiempo que abre razonablemente las puertas a un movimiento legal y sostenible de personas entre los países del Norte y del Sur.