La dirección argelina gestiona las relaciones con Marruecos según una lógica de «lucha por la existencia» – escritor-periodista –

El escritor-periodista Talaâ Saoud Al Atlassi afirmó que los dirigentes argelinos gestionan sus relaciones con Marruecos según una lógica de «lucha por la existencia», sin estar en desacuerdo con el Reino por las consecuencias de las fricciones de las fronteras geográficas, económicas o diplomáticas y políticas.

Estas fricciones, por las que atraviesan muchos Estados en sus relaciones, «se intensifican cuando los intereses de un país invaden las fronteras y los intereses de otro, ya sean geográficos, políticos o económicos», escribe Talaâ Saoud Al Atlassi en una crónica titulada «La ira contra Marruecos: el problema crónico de los dirigentes argelinos», publicada en la web de información «Machahid 24».

También explica que se trata de simples fricciones que pueden controlarse llegando a un acuerdo para redibujar y hacer respetar estas fronteras o «abrirlas en beneficio mutuo, incluso después de tensiones diplomáticas o incluso militares…».

Los generales de Argelia «han formulado una doctrina de poder, cuya esencia es la lucha por la existencia contra Marruecos», señala, agregando que los dirigentes argelinos han erigido esta «doctrina» como palanca oportunista para asegurar su control y centralidad en la gestión del Estado.

En consecuencia, siguen siendo epidérmicos ante cualquier posibilidad de encontrar vías para abrir las «fronteras» de las relaciones marroquíes-argelinas al entendimiento, la solidaridad y la cooperación, «porque son vías que disminuirán su influencia y erosionarán su poder», observa el columnista.

Por otra parte, el escritor recordó que el Reino no tiene ningún complejo con Argelia y su presidencia, señalando que Marruecos, como Estado y pueblo, puede reclamar un derecho histórico al surgimiento del Estado argelino, a través de su contribución al fuerte apoyo a la lucha del pueblo argelino por la independencia.

Según el columnista, el Reino también tiene el deber, a través de su pertenencia al Magreb, de allanar y proteger los caminos de la tan esperada y necesaria interacción magrebí entre los países de la región, cuya locomotora es la serenidad, la fraternidad y la cooperación.